No exagero al decir que EEGGLL es a donde me llevó la vocación.

No exagero al decir que EEGGLL es a donde me llevó la vocación.

Natalia Consiglieri

Vocación por los EEGGLL

Ingresé en 1999, cuando aún la biblioteca tenía ficheros, los celulares eran un lujo de pocos y la conexión a internet se hacía a través de unos módulos con computadoras que, para usarlos, teníamos muchas veces que hacer cola. En EEGGLL hice amigos que me acompañan hasta ahora y fortalecí otras amistades que incluso venían de tiempo atrás. 


Como estudiante, tuve la oportunidad de participar en la representación estudiantil y constantar que los EEGGLL se experimentan no solo en las aulas y la biblioteca, sino también en los pasillos, la participación política, las actividades artísticas y los vínculos que se generan. En EEGGLL también confirmé mi pasión y gusto por el teatro.  


Al llevar cursos de diversas disciplinas dudé, reafirmé y repensé mis intereses vocacionales. En esa búsqueda descubrí que mi vocación estaba asociada al constante aprendizaje. Creo que la docencia es eso, una oportunidad de seguir aprendiendo y de compartir lo aprendido con otros. Enseñar para aprender, y aprender para enseñar.


Tiempo después, luego de egresar de la PUCP, tuve la oportunidad de trabajar en la Oficina de Promoción Social y Actividades Culturales – Oprosac y conocer la facultad desde otro lugar: el trabajo administrativo y poco después la jefatura de prácticas. Esa experiencia me llevó a mi tema de tesis de licenciatura en comunicaciones y luego a la docencia universitaria, donde está alojada mi vocación.


Ahora, en el contexto de la educación a distancia, lo que más extraño de las clases presenciales en EEGGLL es la sensación de recargar energía y revitalizarme luego del encuentro e intercambio con los estudiantes en el aula. Enseñar tiene algo de la magia del teatro: hay nervios y también adrenalina; implica una preparación previa y también tener disposición para enfrentar lo inesperado. Como en una función de teatro, el balance se hace luego del encuentro: mientras este se da, uno busca dar lo mejor de sí y la energía de uno crece cuando se encuentra con la del público. 


EEGGLL cumple 50 años y los celebramos a la distancia, lo que nos permite identificar que su particularidad está en su quehacer y en los vínculos que genera. Aún así, extraño compartir esos vínculos y adentrarme en los EEGGLL a través de nuestro querido pabellón y la experiencia mágica que implica el encuentro en el aula.


¡Felices 50 años, EEGGLL, y gracias por tanto!